Asumiendo
que el agua sea transparente y tenga pocas partículas flotando supuestamente la
luz llega correctamente a nuestros ojos. Cuando se bucea con gafas vemos muy
bien, las imágenes que llegan a nuestros ojos es muy nítida. Quizás alguna
distorsión cuando una corriente de agua altera los rayos de luz, pero en
general la calidad de imagen es similar a la que tenemos fuera del agua.
Pero qué
pasaría si decidiéramos quitarnos las gafas para ver debajo del agua. Es por
ello que te aclararemos en Clínica Santa Lucía esta gran pregunta. Para poder
explicarlo mejor tenemos que saber el sistema de lentes del ojo puede ser
demasiado potente y eso es exactamente la miopía. Y de que también puede ser un
sistema de lentes poco potente y entonces eso se llama hipermetropía.
Pero qué es
eso del sistema de lentes, bueno es una estructura transparente que modifican
la dirección de los rayos de luz, haciéndolos convergentes. Son varias
estructuras principalmente la córnea y el cristalino. El cambio de dirección de
los rayos de luz ocurre cuando esta luz pasa de un medio transparente a otro,
hay varias lentes en el ojo, una detrás de otra, porque entre una estructura y
otra hay una interface que va modificando la trayectoria. Cuanto más diferente
sean los medios transparentes, más cambia la dirección de los rayos y más potente
es la lente.
Dentro del ojo, los medios
transparentes no son muy diferentes por lo tanto la lente más potente con
diferencia es la que se encuentra en la superficie ocular, precisamente porque
la luz pasa a viajar por el aire a un medio líquido, la velocidad en el aire y
en el agua es sustancialmente diferente, por lo que los rayos se vuelven muy
convergentes.
los rayos de
luz se transmiten en línea recta en la atmósfera, aunque cuando se encuentran
en su trayectoria con otro medio con diferente densidad, se produce un desvío
en el rayo. Así, cuando llega recto por el aire hasta el ojo, como éste tiene
una densidad superior a la del aire (y que prácticamente coincide con la del
agua de mar) se produce un desvío con la consecuencia de que se forma la imagen
en la retina y vemos correctamente.
Bajo el agua, el rayo de luz que penetra al
llegar al ojo, si no llevamos gafas de bucear, no nota casi ninguna diferencia de
densidad entre ambos medios y entonces no se produce el necesario desvío para
ver bien por lo que la imagen no se forma en la zona correcta del ojo ni es
interpretada adecuadamente por nuestro cerebro: falta el desvío que supone el
paso de la luz de un medio aéreo a uno acuático.
Pero la
solución es bien sencilla: crearemos una cámara de aire alrededor de los ojos
para que así se produzca este desvío y poder ver con nitidez. Esta función es
la que cumplen las gafas de bucear, que nos permitirán ver bien bajo el agua.
Pero conseguir este resultado no es gratuito ya que todo lo veremos algo
distorsionado pues las cosas nos parecerán más grandes y más cercanas de lo que
realmente son.
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